CAPITULO 1: EL COMIENZO
Bueno, voy a presentarme, soy Iris. Yo era una chica de 16 años normal, como todas pero de un momento a otro mi vida cambio para siempre. No me gusta decirlo pero según mi genética soy una chica súper dotada. No os penséis que soy la típica que lleva aparato y gafas, no, yo tenía sueños mucho más grandes, yo quería ser astronauta. No penséis que el espacio es algo aburrido, porque el mundo de las estrellas y planetas es muy interesante. Bueno, gracias a mi súper cerebro me adelantaron dos años por lo que ya iba a la universidad pero no a una universidad cualquiera yo iba a una de las mejores universidades de estados unidos, todo gracias a una beca. La verdad es que cada día aprendía más y más. Creí que me iba a quedar allí hasta que consiguiera mi carrera y mi sueño pero la verdad fue que me equivoque. 5 meses después de que hubiera empezado mis estudios en la universidad me llamaron desde la sede de controladores del espacio: La Nasa. Querían que hiciera unas practicas en aquel maravilloso lugar pera que a lo mejor, en un futuro, pudiera trabajar allí. Sin pensármelo dos veces decidí ir.
Cuando llegué no pude dejar de sorprenderme, todo era increíble. Había pantallas de televisión más grandes que una casa, ordenadores que funcionaban con el pensamiento y lo que mas me impresiono; un enorme prototipo de una nave espacial capaz de volar a millones que km luz. Mis practicas consistían en que me quedara en una sala, en ella había varias pantallas y una especie de dispositivo verde. Me dijeron que solo que tenía que mirar que no se pusiera rojo ya que significaría que viene un ovni, pero no un extraterrestre sino un ovni, un objeto volador no identificado. Para mi el trabajo que me habían encomendado era muy sencillo por lo que sin que nadie se diera cuenta empecé a rebuscar en los archivos de la nasa. Entre los proyectos había dos uno era el de intentar que funcionara el prototipo de nave espacial que vi cuando entre y cuando estuviera acabada el siguiente proyecto era ir con ella al universo abstracto. No me sonaba de nada ese nombre ya que si hubiera dado esa especie de planeta universo me acordaría. Busque mas información y al parecer era un planeta que habían descubierto no hace mucho de varios colores, azul celeste, rosa y blanco, lo se, un poco cursi. Me extraño que el hallazgo de ese planeta no lo hubieran comunicado a los medios de comunicación pero creo que era para que no armara mucho jaleo. Me entraron ganas de llamar a alguien para contarlo pero como me dijeron al entrar “Lo que sucede en la nasa, queda en la nasa”. Entonces se me ocurrió cumplir mi gran sueño, ser astronauta. Era una misión perfecta y además estaba dispuesta a correr ese riesgo, solo había un problema, no sabía como ir a ese extraño planeta. Entonces se me ocurrió una magnifica idea, arreglar el prototipo de nave especial. No sería fácil pero me puse manos a la obra. La nave estaba en perfectas condiciones pero le faltaba por decirlo así un motor, un material o una energía que durara un largo viaje y que se pudiera trasformar en una fuerza tan fuerte como para hacer que aquella nave pudiera viajar a millones de años luz. Pensé y pensé en un algo que funcionara y creí que había dado con la solución. La fórmula matemática según de teorema de pitagoras... perdón, no quiero liaros. La luz es un combustible inagotable además no tendría que parar a “repostar” ya que gracias a la luz del sol durante mi vieja sería suficiente. Cree el mecanismo adecuado puniendo un cable por aquí, otro por allá unos ajustes y ¡¡Listo!! tenía la nave acabada. Me puse un traje espacial y cogí muchísima comida. No me moleste en decir nada a mis compañeros “nasales” ya que sabía que por nada del mundo me lo permitirían pero lo que si hice fue dejar una nota para que por lo menos no me dieran por perdida. Estaba a un paso de hacer historia cuando me llamaron. No quise contestar pues descubrirían lo que tenía entre manos así que antes de que nadie me viera le di a una palanca y al botón Start, que en inglés significa “Comienzo”. Ese instante en el que la nave empezó a despegar se me quedó grabado por siempre. No me lo creía, estaba yendo hacía lo desconocido. No os penséis que tendría que pilotar la nave. Lo que hice fue programarla para que me llevara a las coordenadas del universo abstracto. Iba rapidísimo y aunque no sabía a donde iba creí en la ciencia y en los arreglos que le hice a la nave. Entonces, sin que me lo esperará la nave aterrizo mucho antes de lo previsto. No sabía si estaba en el destino deseado o no por lo que me puse mi casco espacial y decidí bajar de la nave.
CAPITULO 2: LA LLEGADA AL DESTINO
Cuando bajé llegué a el destino deseado, es decir, al Universo Abstracto. Allí todo era diferente, no era ni por asomo como la Tierra que conocemos, era aún mejor. Era un lugar donde sentías todo lo que hacías, todo era ¡Fantásticamente increíble! Cada vez que habrías los ojos veías todo tipo de colores, había casas que parecían caramelos, arboles de lapices de colores, el suelo tenía forma de nube...Empecé a escuchar voces que provenían de mi alrededor y cuando vi de donde provenían, no me lo podía crear, eran las voces de unos seres muy diferentes pero a la vez muy parecidos a los de la Tierra. Tenia cada uno la piel de un color. De tamaño eran más pequeños que los de la Tierra pero eran mucho más inteligentes. Uno de ellos me preguntó:
-Quien eres y de donde vienes.
Yo asustada le respondí: Esto, yo soy Iris, soy una terrícola, es decir, de la Tierra, el planeta Tierra. ¿Como entendéis mi idioma?
-Nosotros hablamos todos los idiomas.
-¿Esto es el Universo Abstracto?
-Si, por supuesto y nosotros somos los Abstractenses. Si necesitas algo no dudes en llamarnos.
De repente los extraños Abstractenses se esfumaron misteriosamente. Yo seguí investigando este raro planeta y me adentre en una especie de selva de plantas exóticas. Allí había muchísimas plantas, margaritas, lilas, venus atrapa moscas... Pero la que más me sorprendió fue una planta que parecía una rosa que tenía todos los colores imaginables. Intente cogerla pero en cuanto la rocé sentí una cosquilleo por lo que la solté rápidamente. La intente volver a coger y senti como una mordisco y la tercera vez que la intente coger paso algo insólito, ¡La extraña planta empezó a hablar! Me dijo:
-Ehh bonita, más cuidado con lo que haces, ¿no sabes que soy una planta única en el mundo?
-Esto, no lo siento, no sabía que podías hablar y eso...
-Pues si, como ves hablo y solo te voy a decir una cosa, si me haces un rasguño percutirá en todo el planeta universo, por lo que más te vale no tocarme siquiera.
-Si, vale, lo siento de nuevo, es que, no soy de aquí e intentaba mirar este precioso lugar.
-Que no eres de aquí se nota, no hace falta que lo digas pero bueno si tantas ganas tienes de averiguar cosas de aquí adéntrate en el bosque prohibido. En el están todas las plantas y animales más increíblemente imaginables del mundo.
-Lo de prohibido no suena muy bien, lo he visto en las películas y todo lo que contiene esa palabra a mi me da mala espina.
-Vamos, ve, no tiene nada de malo, lo único es que si estas ahí mas de 2 horas, el bosque se cierra para siempre.
-Ni de broma voy a entrar en ese extraño lugar.
-Como prefieras, tu sabrás los que te pierdes, allí todo es fantástico, pero si te da tanto miedo.
-No me tientes.
-No te tiento, solo te digo la verdad, el miedo hace que no veas más halla de tus sentidos cuando la realidad es que hay mucho más. Este mundo es un misterio para todos, solo lo conocemos sus habitantes, y ahora también tu. Lo que pasa es que la gente no se atreve a hacer nada arriesgado, pero que más da, total según tu, es mejor no arriesgarse.
-Vale, esta bien, iré.
Yo inocentemente entre sin realmente saber a lo que me estaba enfrentando dando esos pasos.
CAPITULO 3: UNOS PASOS MAL DADOS
Cruce la frontera de lo conocido a lo desconocido por segunda vez en un mismo día y aunque no estaba muy segura de lo que hacia me adentré hacia el bosque prohibido. En cuanto adentré me sorprendí aun más de lo que estaba después de haber entrado en ese planeta. En los arboles (o pensaba que eran eso) había como especies de plantas trepadoras que poco a poco se estaban comiendo todo el bosque con su espacio, creo que por eso si te quedabas ahí 2 horas quedabas allí para siempre porque las plantas tapaban la salida y con lo parecido que es todo te perdías ya que no era muy difícil. Estaba un poco asustada (bastante) pero no quería que una simple planta me tomara por gallina. Oí ruidos extraños, provenían de unos extraños animales con forma de erizos pero 7 veces su tamaño. Esos animales me pincharon con sus púas en mi mano derecha y caí inconsciente. Cuando desperté aparecí en una especie de cueva, al parecer la madriguera de los enormes erizos, abreviando, ee. Me empezaron a hablar en su extraña lengua y yo no entendí nada al principio pero luego solo me faltó ver la cara que ponían cuando me miraban, ¡Me querían comer! Intenté salir y aunque tenía la mano hinchada por la picadura, conseguí escabullirme. Entonces aparecieron unas plantas carnívoras que confundieron mi mano roja e hinchada con un ratón rojo, su comida favorita. Yo salí huyendo, quería salir del bosque, pero todavía faltaba un hora para que finalizaran las dos horas y ya que estaba allí, intente averiguar cosas. Estaba muy cansada, ya no sabía por donde meterme ya que estaba muy asustada. Solo estaba pensando en mi familia que seguro que estarían buscando como locos haciendo llamadas para ver si aparecía en alguna parte de la Tierra, cuando no estaba en ella. Se empezó a poner el sol o una estrella parecida, y me rendí. Me daba igual que una simple plantucha me tomara por tonta, lo único que me interesaba era salir de allí con vida. Me dirigí hacia el camino de regreso cuando... ¡Una especie de mono araña me agarro cuando estaba más desprevenida! Hizo una telaraña y me enrollo en ella, ¡Me sentía como un rollito de carne! Esta desesperada, ¡En que hora me habría metido en ese maldito bosque! No sabía que hacer, en que pensar y entonces se me ocurrió una magnifica idea, llamar a los abstractenses. No sabía si iban a venir, pero, de todos modos, grite con todas mis fuerzas:
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ABSTRACTENSES!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
De repente, de una mágica luz aparecieron los mis salvadores ¡Los abstractentes!. Me soltaron de la telaraña y me transportaron hasta la selva de plantas exóticas donde estaba mi amiga la planta charlatana. Les di mil gracias y luego les conté lo queme había sucedido. Al parecer esa plantita era la Rosa Arco Iris, una planta que mantenía toda la flora de la clase que fuera de todos los planeta pero que a la vez eran un poco (bastante) presumida. Como ella dijo era única pero, como pude observar, no soportaba a otros seres que le quisieran quitar el puesto de “única en el planeta”. Me pidió disculpas (aunque no de todo corazón) y yo con tal de no llevarme mal con nadie en el Universo Abstracto, le perdoné. Después, los abstractenses me estuvieron enseñando lugares de su mundo pero como solo dimos un vistazo me dijeron que ya otro día los veríamos más de cerca. También me llevaron hasta mi nuevo hogar, una de sus casas que era muy diferente a las nuestras. Su suelo era como una cama elástica, sus ventanas, estaban hechas de agua por donde nadaban peces de todos los colores y tenía una cama que cuando te tumbabas en ella te sentías como si flotaras (aunque a lo mejor era que de lo cansada que estaba me moría por dar una cabezadita). Fueron muy buenos conmigo. Después de todo, las cosas salieron bien, pero aún así yo estaba triste.
Entonces Fiz (un abstractense) me pregunto:
-Que te ocurre Iris.
-Estoy triste porque aunque estoy bien, en mi planeta mi familia y mucha gente me estarán buscando y estarán muy preocupados y como yo no se cuando voy a poder volver, pueden pasar años y años.
-Imposible. Un segundo en tu planeta es como un día en el nuestro. Podrías pasarte 60 días aquí y solo te habrían perdido de vista un minuto.
-Ooh Fiz ¡Muchas gracias por la información! Eres un gran amigo.
Ya estaba mucho más tranquila, nada me podía parar. Me faltaban muchas aventuras por tener, muchos caminos por recorrer y muchísimas cosas de ese mundo por descubrir, así que ¡Aquí me tienes Universo Abstracto!
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